Portada  |  12 agosto 2020

A los 97 años se recibió "cum laude" con una tesis escrita en una vieja máquina Olivetti

Es la persona más anciana del mundo en obtener su primera licenciatura y escribió su tesis final en una máquina de escribir Olivetti.

Internacionales

Un siciliano se convirtió en la persona más anciana del mundo en obtener su primera licenciatura. Con 96 años y 10 meses, Giuseppe Paternò se recibió en la carrera de Filosofía e Historia de la Universidad de Palermo y escribió su tesis final en una máquina de escribir.

El modelo Lettera 22, una vieja Olivetti, se convirtió en la compañera de vida de Paternò. "Especialmente, porque mi esposa me dejó en 2006, hace ya 14 años. Y me he graduado en el mismo día, una coincidencia que me hace pensar", afirmó el nonagenario.

El mensaje de Paternò al mundo es que siempre hay tiempo para realizar los sueños. "Mi entusiasmo siempre ha sido grande. Este es mi antídoto para los años que pasan. Ahora que estoy en la línea de meta, todavía miro hacia delante", dijo.

El rector de la Universidad de Palermo, Fabrizio Micari, le concedió el título de doctor en Filosofía e Historia en el aula magna de la facultad de Letras, donde Paternò defendió su tesis en presencia de sus dos hijos, Nunzio (de 70 años) y Marcella (68), y de sus cuatro nietos.

Una vida dedicada al esfuerzo

Paternò era el mayor de siete hermanos de una familia muy pobre y siempre tuvo que trabajar para poder ayudar a su numerosa familia. Cuando tenía siete años colaboraba con su padre, empleado en un bar en el centro de la ciudad de Palermo, que lo llevaba con él para que le ayudara con sus labores.

A los 14 trabajó como botones, luego se desempeñó en los ferrocarriles como telégrafo y jefe de estación; y a los 31 obtuvo el diploma de topógrafo en la escuela nocturna.

Permaneció 42 años en los ferrocarriles italianos hasta su jubilación y después, como no quiso aburrirse, empezó a estudiar. "Lo importante era aprender, estudiar, razonar. Comencé con dos cursos de teología", recordó Paternò sobre sus inicios en la educación.

Su vida estuvo llena de sacrificios y nunca le regalaron nada. Tampoco lo hicieron ahora en la universidad, donde superó todas las materias de manera brillante y obtuvo un promedio de 29.80 (30 es el máximo).

Su desempeño como estudiante

En la universidad italiana, los estudiantes se gradúan de acuerdo con una escala que va de 0 a 30, con un mínimo para aprobar de 18. Paternò fue premiado en la Universidad de Palermo por su sobresaliente desempeño con la distinción cum laude (la más alta).

El rector de la institución habló con entusiasmo del estudiante más anciano de las universidades italianas. "Es un fenómeno. La suya es una carrera increíble, uno de esos casos que te dan una inmensa alegría. Tiene una frescura mental y una lucidez de las que deben tomar nota los jóvenes. Es un maravilloso ejemplo para todos. Demuestra que estudiar es bueno", reconoció Micari.

Se deshace también en elogios hacia Paternò su profesora de Historia Moderna, Rossella Cancila, que lo siguió hasta el día de su graduación. "Es una persona excepcional. Los estudiantes lo recibieron muy bien. Para ellos, graduarse ha sido el comienzo de un camino pero para Giuseppe, el broche a toda una vida. Su gran mensaje es que siempre hay tiempo para hacer realidad los sueños", dijo la profesora.

La tesis que escribió con su vieja Olivetti

Paternò es un apasionado de la Historia, aunque reconoce que la Filosofía es su materia preferida. "La Historia que estudié es también la mía: la guerra, los bombardeos, el servicio militar", recordó.

Paternò, que ya había escrito un libro con su vida de joven en la ciudad de Palermo, profundizó en su tesis varios temas: sus orígenes y la descripción de los personajes históricos de la ciudad. Así, elaboró una especie de memorias con una mezcla de los lugares más queridos por él con la mirada puesta en los acontecimientos históricos que vivió en distintos sitios arquitectónicos y simbólicos de Palermo. Por ejemplo: la plaza de los aragoneses, donde celebró el final de la guerra junto a su familia luego de recorrer a pie, desde Trapani, unos 100 kilómetros.

La tesis, que escribió en su máquina Lettera 22, una vieja Olivetti, es solo el comienzo de sus sueños. "Siempre miro hacia delante, nunca me canso, y a los jóvenes les digo que hagan lo mismo. Que sigan estudiando siempre, porque lo único que lamento es no haberlo hecho cuando era joven, como me hubiera gustado", dijo.

Varios estudiantes le pidieron un consejo ya que lo consideran un anciano venerable. Paternò, que seguirá escribiendo en su Olivetti y estudiando nuevas materias, siempre tuvo claro el consejo para los jóvenes. "Estudiar, estudiar, estudiar", recomendó.

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