María del Lujan le enseña a Nahuel a escribir la palabra "secreto". Le enseña en un pizarrón prestado, en un aula improvisada al aire libre, en la vereda de su casa. Le enseña a él y a otras nenas que no son sus compañeras de curso, pero sí son vecinas y amigas del barrio.
Y les enseña con tanta pasión y vocación de servicio, que no hay pandemia que pueda frenarla.
La vereda no es el aula, está claro. Pero estas clases, aunque no reemplacen a la escuela, le permiten a los chicos aprender con cercanía y calidez. Algo muy difícil de lograr en la virtualidad, a través de la docente de sexto y séptimo grado que trabaja en la escuela Sylvestre Begnis.
El 2020 fue muy difícil para los chicos pero les dejó algo positivo: en este tiempo aprendieron a adaptarse a todo. Y ya se toman las cosas con más naturalidad. Saben que a veces tendrán clases presenciales, otras veces por zoom. Y alguna que otra clase en la vereda. A cada una intentan sacarle provecho.
Los chicos disfrutan un montón. Se les nota en la mirada. Pero quienes más valoran este gesto inmenso de la seño son los papás y las mamás del barrio La Guardia.
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